martes, 12 de junio de 2012

ASENTISTAS = CONTRATISTAS (VII)

Hasta ahora todos los apunte han figurado  bajo el título de cabecera: ASENTISTAS DE MINAS DE RIO TINTO, cuando con mejor precisión, deberían haber  sido como ASENTISTAS = ARRENDATARIOS
ya que, salvo error por mi parte, sólo tuvieron esa consideración  los tres primeros en el siglo XVIII, es decir: Wolters,1725-1727, Samuel Tiquet, 1727-1758 y Francisco Tomás 1783 ya que en este último año las Minas pasaron, directamente ,a  depender de la Real Hacienda.
La modalidad de los Arriendos no volvería a ponerse en práctica hasta el siglo XIX, como más adelante podremos ver.
Así, ya como Administradores de las Minas, gestionando el negocio por cuenta de la Real Hacienda, pasaron tras Aguirre otros individuos que con más o menos acierto regentaron el establecimiento, como pudieron ser: D. Melchor Gimenez (ó Jimenez), y D. Vicente de Letona, (nombrado por Real Orden de 10 de Noviembre de 1798)

Merece destacarse el trabajo desempeñado por Gimenez que, si bien, con desaciertos como el detallado en el capítulo anterior, sobre la distribución de los diezmos devengados por la concesión de algunos trozos de tierra a obreros de las Minas, marcó en su haber el observar y corregir el descuido en que se llevaban las operaciones facultativas mineras, cuando él se hizo cargo de nuevo de la administración,  cuya consecuencia inmediata era una gran pérdida en el afino del cobre, acaecida entre 1788 a 1792
Sus reclamaciones en este punto, en las que se quejaba de lo “poco ordenada y nada económica”    administración de Aguirre, motivaron una información administrativa, corroborándose sus juiciosos asertos y adoptándose las disposiciones convenientes para su remedio.

A su favor se sumaba lo positivo entre los años 93 y 94, por la construcción de la manzana de casas contiguas al almacén de efectos, las de frente a la iglesia, almacén del cobre, la posada, varios caminos, etc. en todo lo cual se invirtieron ocho mil duros.

A más de esto, parece ser que el quinquenio de 1794 a 1798 fue el más floreciente de las Minas de Rio Tinto en el siglo XVIII según se desprende de un estado del Boletín Oficial de Minas (Tomo I, pag.33. Madrid 1844) donde se consignaba una producción de 84.768 @ 3 libras y 12 onz.  Con gastos ocasionados en la producción de 9.120.826 Rs y 26 maravedises. 

Poco más de importancia que añadir sobre la década del referido siglo, nada tampoco sobre la determinación de Gimenez mandando suspender la calcinación en los meses de invierno “a causa del pernicioso efecto de las aguas  sobre el mineral calcinado” (Notesé nada se mencionaba, entonces, de los perjudiciales humos)   

En las postrimerías del repetido XVIII una Real Orden de 10 de Noviembre de 1798, se confiaba la administración del establecimiento a D. Vicente de Letona.

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