lunes, 11 de junio de 2012

ASENTISTAS DE MINAS DE RIO TINTO (VI)

Anteriormente y,  de forma precisa desde 1783, las necesidades espirituales de la población eran dependientes de la citada aldea, pero al ser establecida la Administración por cuenta de la Real Hacienda  se incrementó notablemente la población percibiéndose con ello los inconvenientes de que las personas establecidas en la ya abultada colonia viviese sin más auxilios espirituales que los del  cura de la inmediata y repetida  aldea.

Solicitó D. Manuel de Aguirre y obtuvo de S.M. la dotación de dos capellanes para residir permanentemente en las Minas,  con la obligación de decir misa diaria y asistencia al confesonario. Estos capellanes ejercieron entonces su ministerio, permaneciendo el cura de la aldea de Rio Tinto desempeñando las funciones de párroco y administrando los Santos Sacramentos de Viático y Extrema Unción  (Desconocemos las atribuciones conferidas a los capellanes en la época, pero parece chocante, no pudieran ejercer la administración de tales Sacramentos, cuando se supone,  habían sido ordenados sacerdotes igual que el susodicho párroco ). Explicación: …“Doctores tiene la Iglesia”

Sin embargo, algunos inconvenientes observados, antes de la concesión,  no desaparecieron tras ella, por cuya causa y a solicitud del  citado Administrador, el Arzobispo de Sevilla facultó, en Septiembre de 1786, para ser colocado en el Sagrario de la capilla provisional (almacén de efectos en uso) el Santísimo Sacramento y también para que se diese en Comunión a los habitantes de las Minas, etc. No obstante esta disposiciónción, se hizo insuficiente ante el aumento de población,  siendo necesario que en 1789 se comenzara a construir una nueva iglesia que fue adornada con cinco retablos y dedicado el mayor de ellos a Santa Bárbara, patrona de aquellas Minas.

Como a pesar de esto, aún los operarios del establecimiento experimentasen quebrantos por tener que acudir al párroco de la aldea de Rio Tinto, para formalizar casamientos, bautizos y entierros, el mismo Aguirre propuso al Arzobispo de Sevilla, se erigiese , a su término, la de la Mina como Parroquia dependiente de dicha sede. El Prelado prometió verificarlo, en visita pastoral, una vez finalizada la obra.
Concluida, bajo la administración de D. Melchor Gimenez, que había ejercido desde 1787 a 1789 y nombrado por segunda vez en 1793, se trasladó el Santísimo, tras solemne función,  a la nueva iglesia el 14 de Julio de éste último año pero la petición de constituir sede parroquial no se llevó a efecto por entonces, merced a la influencia de personas a quienes reportaba algún beneficio aquél orden de cosas.
Se imputa al Administrador Gimenez el desacierto al distribuir algunos pedazos de montes para limpieza y siembra  entre los moradores de las Minas, imponiéndoles, como contrapartida, el depósito de los  diezmos en el establecimiento, sin sopesar  el precedente y reclamaciones que se sucederían como fueron las de los capellanes titulares y párroco de la aldea de Rio Tinto, haciendo ver los derechos que les asistían para la percepción de  aquellos diezmos.
Era evidente que el Administrador no había leído el pasaje del Quijote, donde se advierte la norma a seguir de ….”Con la Iglesia hemos topado”.

Volviendo a los apuntes sobre la Iglesia de las Minas, parece cabal deducir que fue la misma derribada el  15 de Septiembre de 1916, cuya foto se adjunta.

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