miércoles, 13 de junio de 2012

INTIMIDACION FRANCESA




                                                       Intimidación francesa (IX)
El general francés, Baron de Marancin, viendo la ineficacia de sus reclamaciones dirigidas al Administrador de Rio Tinto, no vaciló en presentarse y exigir por la fuerza lo que de oficio no había conseguido. Llegó a las Minas el 12 de Diciembre de 1810 con tropas a su mando y los bagajes necesarios para el transporte a Sevilla del cobre existente que, según una nota original, ascendía a 466 @ y 18 libs. Todo un expolio.                                                                               
(Acaso en ese tiempo tuvo lugar la ocultación del cobre negro, encontrado en 1852 en los primeros pozos o lumbreras de la galería de San Luis. –Revista Minera. Tomo III, pag 349-)
Los apuros del Erario no permitían remitir la consignación aprobada con la regularidad que se requería y ya antes se apuntó, además la plaza de Cádiz continuaba sitiada por los franceses dificultando, aún más, cualquier intento de auxilio que para el propio sostén era, allí mismo, imprescindible.
En las Minas, durante muchos meses de los años 1811 y 1812 permanecían inactivos los trabajos, imposibilitando la reparación de edificios, hornos, aparatos etc., dando lugar a que pereciesen víctimas del hambre algunos empleados y facultativos encargados del mantenimiento de la finca siendo numerosos los operarios que sufrieron igual suerte con la precisión de encontrar sustento, fuera del establecimiento,  en tiempos tan calamitosos. La desolación, abandono y miseria, cubrieron nuevamente aquel rico manantial de riqueza que durante los años comprendidos entre 1800 a 1809 produjo 87.068 @ de cobre negro, 54.060 @ de fino generando unos costes de 12.197.481 Rsv
La conducta y patriotismo de Letona no parece fuese compartida por algunos de sus subalternos, desde antiguo calificados de díscolos e insubordinados, urdieron, una vez evacuada Andalucía de tropas napoleónicas, queja contra su Administrador, que había afrontado las vicisitudes en el período más azaroso y complicado por las que atravesaron las Minas. La denuncia fue presentada ante la Regencia del Reino, motivando la visita a dicho establecimiento, en 1813, de D. Domingo Ibarrola, contador de las Rentas de Algeciras.
El expediente instruido al efecto mereció el rechazo de la Junta de Hacienda, valorando los infundados y despreciables que eran los cargos imputados al Administrador de Rio Tinto, insidias detestadas por el Comisionado y por la misma Regencia, ya que los mismos tuvieron muy en cuenta los méritos contraídos por Letona. (Y es que no hay nada nuevo bajo el sol…)

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