domingo, 13 de enero de 2013

CAPILLA PRESBITERIANA (10)

                                                                                                                      
Significativa consecuencia se derivó de aquél evento que no pasó desapercibido para el Director de las Minas, Mr. Walter Browning, al descubrirle un nuevo yacimiento de mano de obra barata que explotaría en 1916 al contratar al práctico forestal danés, Kay Hase, acordando emplearían a escolares y mujeres que lo desearan, en la plantación de semillas (piñones) –pino mediterráneo- mediante la apertura de hoyos, con espiochas, por los baldíos campos propiedad de la Compañía, asignándoseles el “módico precio” de 0.50/jornada.
Al brotar, The Rio Tinto Co., podría demostrar que todas las tierras no habían sido tan esquilmadas por las calcinaciones de las “teleras”,  con lo cual, ello le eximía de posible indemnizaciones reclamadas por terceros que pudiesen alegar perjuicios basados en los pretéritos humos arrojados por aquellas.

De tal modo, la riqueza forestal en el futuro que debía incrementar el activo empresarial,  tendría enorme rentabilidad frente a la paupérrima inversión inicial, sin excluir (aunque ello no se tuviese en cuenta o calculase en aquel presente) el beneficio que representaría para el medio ambiental.

En la actualidad, cuando contemplamos los pinares que rodean el entorno de Rio Tinto, es de justicia reconocer que la idea de celebrar el Dia del árbol, instituido en España hacia 1904 por RD 11-3 , tuvo como ejecutores de sus beneficios a jóvenes escolares, hijos de mineros y cuyo remoto animador fue un clérigo escocés llamado John Jameson.

El seguimiento del personaje nos lleva a detenernos en escueta nota de prensa que, nuestro amigo, Sr. Moreno Bolaños, cual incansable investigador, halló en el Diario de Huelva de 8-1-1909 de la cual se desprende la creación en Minas de Rio Tinto, de una Sociedad de Socorros Mutuos llamada LA PERSEVERANCIA y en la que aparece como Presidente Honorario, D. Juan Jameson.
Fácil concluir, también, que a extramuros de Bella Vista, su sensibilidad quedaba de manifiesto con finalidad social, tan necesaria en una época donde las prestaciones a los trabajadores brillaban por su ausencia, incidiendo tal vez en ello, el diario contacto con escolares, hijos de trabajadores y subsiguiente carestía material que estos padecían y aquejaba a sus familias.
Sobresaliendo las preocupaciones que pudieron asaltarle, ocupó destacado lugar la supervisión de las Escuelas con la consecuente formación y aprovechamiento del alumnado y, a fin de estimular a estos, frecuentemente tomaba parte en los exámenes refrendando certificaciones, a manera de diplomas, que se les facilitaba al término de las pruebas.
No es baladí que los alumnos de aquellos años en los que el índice de analfabetismo era elevado en la provincia de Huelva  (2)  una de las quintas de mozos de Rio Tinto, -67 alistados en el Ejército de Africa en 1921- la totalidad de sus componentes estuviesen alfabetizados, habiendo pasado exámenes en las Escuelas de la Compañía.


            (2) Porcentaje y años: 60% en 1900; 57% en 1910; 50% en 1920 (cifras citadas por Jesús Ventura
                Fernández. Univ. De Huelva. Elaborados sobre datos de Vilanova y Moreno)

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