martes, 29 de octubre de 2013

AQUEL INGLES DE ZALAMEA.


CHARLES EDWARD ROWCROFT

En una ocasión alguien se interesó por conocer detalles de  la persona que aparecía en una fotografía, allá por el año 1936 agitando una bandera inglesa a las puertas de su casa, en Zalamea, para remarcar su condición de extranjero y así pudiese ser reconocido por las tropas nacionales que, justamente entraban en la población, procedentes de Valverde, en un caluroso dia del turbulento Agosto de dicho año.
La respuesta ha dormido un tiempo hasta que la donaciónn hecha por un amigo de la foto que se inserta, ha estimulado la búsqueda del personaje, dando como resultado que el epigrafiado, D. Carlos, era natural de Gravesend, Kent (Inglaterra) donde nació en 1869
Hijo de Albert Edward y M. Criastine de la misma nacionalidad, fue contratado por The Rio Tinto Co., el 1 de Abril de 1896 para desempeñar el puesto de farmacéutico en el Departamento Médico, con un salario de 180 Libras/anuales.
Casó con la zalameña, Angeles Rojas Oporto, a su vez hija de Antonio Rojas y María Oporto, naturales respectivamente de Zalamea y El Garrobo
Ya en Nerva, en cuyo dispensario de la Co., ejerció el empleo propio de su profesión, al matrimonio Rowcroft le nació una hija llamada Angeles, que fallecería más tarde en Rio Tinto, contando un año, el 25.6.1899. Le seguirían los nacimientos de Alberto Eduardo (7.7.1902) y Catalina. Esta última se desconoce la fecha..
Desde el principio el desempeño de su trabajo giró bajo la supervisión del Dr. Ross (Jefe de los Servicios Médicos de la Co., desde 1880 a 1927) en cuyo equipo fue miembro muy apreciado.
Integrado en el Staff de la misma Co.,se le puede ver fotografiado en las tomadas, junto a todos los miembros, en las de 1907 y 1919.
Gozó de considerable popularidad, al decir de algún colaborador, como pudo ser el Sr. Cuevas Bonanegra,
tal vez, por su sencillez, trato bonachón y al que tanto gustaron las corridas de toros. Lo pacífico de su caracter y casado con española del pueblo, tal vez le indujeron a vivir en Zalamea (calle Ruiz Tatay) donde en su hermosa casa, con bonito patio andaluz, se sentía más cómodo que tratando la envarada sociedad de Bella Vista.
Tal vez, sea demostrativo de su idiosincrasia, el artículo que le dedicó EL DIARIO DE HUELVA, el  2 de Abril de 1932 con motivo del sencillo homenaje y que se incluye a continuación.
Falleció, a consecuencia de neoplasia maligna, el 14 de Diciembre de 1937, siendo enterrado en el Cementerio de la Zalemea  donde tantos años vivió.



 

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