miércoles, 15 de enero de 2014




Para situarnos en el lugar donde sucedió el terrible crimen, hay que hacerlo en la mina “La Poderosa”, explotación de mineral ferrocobrizo, similar –a nuestro entender y escasa experiencia- a los productos que tanto se daban en la franja pirítica de la zona y enclavada en el término municipal de Zalamea la Real, matriz de la que se separaría, muy posteriormente (1931) el actual pueblo de El Campillo.
El perímetro minero estaba constituído por los filones, San Bernardo (extracción a cielo abierto) y San Valentin (subterraneo) cuya propiedad ostentó, desde 1904 a 1924, The United Alkali Co., Ltd. y, según referencias confirmadas por historiadores de la minería, (Juan M. Pérez López y Emilio Romero Macias) la producción ascendió en el período comprendido 1864 a 1924 a 607.000 Tons de mineral.

Si bien no como sus gigantescas hermanas, Tharsis ó Rio Tinto, aquel paraje llegó a contar, aproximadamente, con unos 441 trabajadores y entre 30/45 casas (según estimación de Perejil Delay;  pags.63-64 de su trabajo “Catálogo de Poblaciones Mineras”) habitadas en parte, por  obreros ocupados en los trabajos propios de la mina, en tanto otros, se domiciliaban en la Aldea de El Campillo en el repetido año 1908.
Justo, entonces, ejercía de Director de la empresa, el ya mencionado J.E.Haworth, Ingeniero inglés de 27 años de edad, natural de la ciudad de Burnley (Condado de Lancashire) víctima del atentado perpetrado por el solicitante de empleo, Daniel Rodriguez García, cuyos antecedentes personales ignoramos, pero que, en definitiva fue el agresor, el 24 de Septiembre del citado año.
El suceso tuvo repercusión en la prensa, como puede ser comprobado en “La Correespondencia de España”, “ABC” –edición de Sevilla-, “La Provincia” etc. entre los días 25 y 26 de aquel Septiembre. En tanto precisaban los dos primeros, el lugar y término real del episodio, Zalamea, no se acierta a comprender cómo detalle tan importante lo silenció “La Provincia”….así, la incógnita permanece con cierto malestar y extrañándose que el periódico, genuino de Huelva,  olvidase dar protagonismo a uno de sus importantes pueblos.
No fue el caso de los otros dos, (uno de ellos procuraremos insertar). Puede que el diario onubense pretendiese ahorrar espacio y como contraprestación el artículo, le ocupase ½  página, dividida en 4 apartados y un añadido. Ciertamente, este suceso relatado por el diario, fue mucho más amplio y, por la misma razón de economía aquí, recomendamos lectura de Hemeroteca.

Podríase resumir este desgraciado incidente, como consecuencia de la violenta reacción de un individuo solicitando trabajo que, con más o menos  justificación se le negaba, llevándole a la desesperación y analogía a la que millones de españoles padecen en la actualidad y para concluir que, inexorablemente, la Historia se repite siempre, cuando nadie parece acordarse de ella, y sus inevitables consecuencias.


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